Son cogniciones que se arraigan en nuestra conciencia y que afloran en forma de inferencias, descripciones y evaluaciones sin que nos demos cuenta de ello.
Estos dos aspectos suelen ser dos de las causas más frecuentes de estrés en los individuos, generando angustia y malestar. Cuando estamos absortos en nuestros pensamientos negativos dejamos de ver la realidad. Es como cuando a un burro le colocamos una zanahoria delante, solo verá la zanahoria que es lo que quiere conseguir, pero estará dejando pasar todo lo que hay alrededor porque solo le importa el alimento. Ocurre igual con los pensamientos negativos. ¿Tanto te preocupa que llueva? Puedes tener un gran día a pesar de la lluvia con muchísimas cosas positivas pero te las estás perdiendo porque solo te estás centrando en que llueve. Para evitar caer en estos pensamientos negativos recurrentes, se recomienda centrarse en nuestros sentidos. Concentrándonos en las cosas que vemos, escuchamos, oímos e incluso en lo que tocamos. Estar al cien por cien en todo lo que ocurre nos permitirá dejar a un lado la negatividad y tener una atención plena en el presente que estamos viviendo.
Esta evaluación hay que hacerla la primera vez que aparece el pensamiento y no hace falta repetirla cuando éste surja de nuevo posteriormente.
Puedes intentar sustituir el pensamiento por otro más útil o que te haga sentir mejor. Puedes cambiar tus pensamientos si tienes dudas sobre si son verdad o no, si no son útiles o si no te hacen sentir bien. Elige dirigir tu atención hacia pensamientos veraces, útiles y que te provoquen bienestar.
Algunas personas piensan que nuestro cuerpo y nuestra mente son dos elementos claramente diferenciados y que realizan sus procesos de forma separada. Por tanto, asumen que los pensamientos se forman en la mente, y que el cuerpo no tiene nada que ver.
Y si ya eres propenso a los episodios de angustia y tristeza, un lenguaje corporal equivocado disminuye tu capacidad de conectar con tus seres queridos, amigos y compañeros de trabajo, incrementando tus emociones negativas.
La atención plena o mindfulness puede ayudarte a estar presente en el momento y a no dejar que los pensamientos negativos te dominen. Aprender a aceptar tus pensamientos sin juzgarlos puede ser de gran ayuda.
Busca oportunidades de desarrollo. Investiga algunas formas de desarrollar tus intereses y cambia los pensamientos negativos del pasado por una narrativa positiva.
Practica la autorreflexión: Tómate el tiempo para reflexionar sobre tus pensamientos y emociones. Identifica patrones recurrentes y busca estrategias para modificarlos de manera positiva.
Por ejemplo, si tu crítico te castiga porque llegas tarde a todos lados, entiende que su motivación es que seas puntual. Busca maneras de llegar a horario desde un lugar interno de tranquilidad.
La visualización positiva es una técnica en la que te imaginas a ti mismo en situaciones positivas y exitosas. Al enfocar tu mente en imágenes y emociones positivas, puedes cambiar tu estado de ánimo y reemplazar los pensamientos negativos con pensamientos constructivos y motivadores.
Este artículo fue coescrito por Trudi Griffin, eliminar pensamientos negativos LPC, MS. Trudi Griffin es un consejero profesional con licencia en Wisconsin especializado en adicciones y salud psychological. Brinda terapia a las personas que luchan contra las adicciones, la salud mental y los traumas en entornos de salud comunitaria y práctica privada.
Mantener un diario de gratitud, donde anotamos cosas por las que estamos agradecidos, puede ser un ejercicio transformador.
Si hablamos de eliminar pensamientos, la primera cuestión es analizar el contenido del pensamiento y sus consecuencias para ver que nos está perturbando.